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Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, nos adelantó que este mes de Julio va a ser el más caluroso de la tierra y que estamos llegando a “la era de la ebullición global”.
Todos los datos y mediciones realizadas sobre los cambios del clima registrados hasta la fecha y los últimos informes científicos no dejan la menor duda que se está produciendo un importante cambio en el equilibrio planetario, cuyas consecuencias son desconocidas. En la última comparecencia de Antonio Guterres a finales de julio de 2023, nos adelantó que este mes va a ser el más caluroso de la tierra y que estamos llegando a “la era de la ebullición global”. Este alarmante mensaje del Secretario General de la ONU se produce ante la poca capacidad de reacción que muestran los diferentes países para abordar el urgente cambio global que necesitamos.
El mundo, por desgracia, sigue funcionando con países que priman y priorizan la producción y el beneficio empresarial frente al bien social y la sostenibilidad. Ahora el planeta nos está diciendo que tenemos que cambiar nuestro egoísmo por generosidad, lo que implica cambiar algunos de nuestros valores culturales más profundos, aquí radica una de las grandes dificultades de la transformación que irremediablemente vamos a tener que afrontar en las próximas décadas. Esta vez nos tenemos que poner de acuerdo muchos millones de personas, o por lo menos una gran mayoría, para establecer cuales son las reglas mínimas que queremos que cumplan todos los habitantes de la tierra y cuales van a ser los sistemas de medición a definir que nos aseguren su cumplimiento.
Partimos de vivir en un mundo lleno de desigualdades, donde un 10% de la población mundial ha vivido y consumido sin control, pensando interesadamente que los recursos materiales eran infinitos y la sabia naturaleza podía hacerse cargo de equilibrar el impacto de contaminación y residuos generados. Ahora es imprescindible establecer un modelo sostenible global como por ejemplo el de la economía circular del donut planteada por la economista inglesa Kate Raworth (Universidad de Oxford), que nos permitiría garantizar en el planeta el bienestar del ser humano: agua potable, comida, salud, educación, renta y trabajo, justicia y paz, participación política, equidad social, igualdad de género, energía, vivienda, redes y conectividad, de manera sostenible. Un ambicioso objetivo que tiene que llevar a la humanidad a conseguir una huella de carbono cero, unos residuos cero y una contaminación cero, garantizando a las generaciones futuras un planeta sano.
Somos testigos de los cambios que ya se están produciendo y ahora todo lo medioambiental goza de aceptación y reconocimiento social, como podemos ver a diario en los medios de comunicación. Las Conferencia de las Partes COP atraen cada vez más la atención de países, grandes corporaciones y ricos empresarios que quieren formar parte y controlar el gran cambio que tenemos que abordar, aunque de momento vienen con sus lujosos aviones privados. El problema es que no tenemos mucho tiempo porque el cambio se está produciendo a gran velocidad, nos referimos al incremento de temperatura, los problemas con la biodiversidad, la contaminación, la acidificación de los océanos y sobre todo la escasez de agua dulce que, al ser tan necesario para la vida, puede ser la causante de provocar las próximas guerras y graves conflictos sociales.
Tenemos todavía que aprender que la naturaleza debe ser una prioridad, poner el foco en su protección, sancionar correctamente cualquier agresión que se haga sobre la misma con mucha mayor dureza y educar mejor a las generaciones futuras sobre todo lo que nos aporta y el milagro que es el planeta del cual formamos parte.
Por favor informaros de la situación, transformaros y actuar como si no hubiera un mañana, porque se trata de eso, "de luchar por un mañana", seamos activistas por nuestro futuro.
